Iglesia de Santa Teresa de Jesús.
Ex convento “el Carmen”
pesar de que los frailes carmelitas descalzos disponían de los fondos necesarios procedentes de la hacienda de un matrimonio devoto zaragozano, tuvieron que superar numerosas dificultades para asentarse en la ciudad. En 1650 la autoridad municipal denegó a los religiosos su petición para fundar su convento, por lo que se vieron obligados a buscar cobijo temporal en Torrellas y en 1654 se trasladaron a Novallas.
Poco a poco intentaron acercarse a Tarazona poniendo como excusa ante el concejo que tenían que instalarse cerca del convento de las carmelitas descalzas de Santa Ana para asistirlas en confesión. Por fin, en 1680 el obispo Diego Antonio Francés de Urrutigoiti consintió la fundación, bajo la advocación de Santa Teresa de Jesús, y les donó unas casas en el barrio del Cinto que pertenecieron al Conde del Villar. En ellas permanecieron hasta 1700, año en el que se mudaron a su emplazamiento definitivo.
La iglesia consta de una nave de cuatro tramos con capillas entre los contrafuertes comunicadas entre sí y cubiertas, respectivamente, con bóveda de cañón con lunetos y de arista. Cuenta con crucero acusado en planta y dotado de cúpula sobre tambor, cabecera plana y coro alto a los pies. Todo ello presenta una profusa decoración a base de pinturas murales de la primera mitad del siglo XVIII.
El altar mayor está presidido por un gran retablo escultórico, dorado y policromado bajo la advocación de la Exaltación de Santa Teresa de Jesús, titular del cenobio, de mediados del siglo XVIII. Ésta es también la datación de la mayoría de los retablos que ocupan las capillas laterales. Entre ellos debemos destacar los colaterales, dedicados a San Juan de la Cruz, en el lado del Evangelio, y a San Simón Stock, en el de la Epístola, así como el de San José y el de la Piedad en las naves laterales.
La fachada de la iglesia corresponde a la tipología desarrollada a principios del siglo XVII por el arquitecto carmelita fray Alberto de la Madre de Dios en el Real Convento de la Encarnación de Madrid. Consta de un rectángulo rematado por un frontón triangular con una portada compuesta por un tripórtico, aunque en Tarazona los vanos laterales son ventanas y no puertas como en el modelo original, anomalía fruto de una reforma llevada a cabo en fecha reciente. Sobre la portada se dispone un nicho que cobija la imagen de Nuestra Señora del Carmen encima del cual se sitúa el espejo que ilumina el coro y el escudo de la Orden.
Tras la desamortización de 1835, los frailes carmelitas fueron los únicos que regresaron a su cenobio, a pesar de que las antiguas salas se habían convertido ya en una fábrica de fósforos. Por esta razón, en noviembre de 1915 tuvieron que levantar en torno a la iglesia una humilde casa que cincuenta años después volvieron a abandonar.
En la actualidad, la iglesia mantiene todavía su culto, muy arraigado entre los turiasonenses, aunque desde la década de 1980 ya no tiene rango de parroquia. Además, buena parte de su claustro, la antigua sala capitular y otras dependencias conventuales se mantienen en pie, aunque embutidas en un edificio industrial hoy sin uso y de propiedad municipal.